A quién no le gusta ir de tapas... estos mejillones son perfectos para picar, lo único malo es el rato que se pasa para limpiarlos, pero estén tan ricos que merece la pena.
1 kgr. de mejillones
1/2 pimiento verde
1/2 pimiento rojo
1 zanahoria
1 cebolla
3-4 tomates maduros
1 vasito de vino blanco
4 cucharadas colmadas de harina
1 vaso grande de leche
sal, pimienta, nuez moscada
pan rallado
2 huevos
Elaboración:
Se limpian los mejillones y los abrimos al vapor. Una vez templados los picamos bien pequeños y reservamos las conchas y el caldo que sueltan al abrirlos.
Troceamos a daditos pequeños los pimientos, la cebolla y la zanahoria y se sofríen en una sarten con aceite hasta que estén pochadas, luego añadimos el tomate rallado, el vasito de vino blanco, sal y pimienta al gusto y dejamos reducir a fuego bajo durante unos 25-35 minutos. Añadimos los mejillones troceados y los dejamos unos 10 minutos más.
Agregamos la harina, removemos bien hasta que el color blanco desaparezca, añadimos la leche y 1 vaso del caldo de abrir los mejillones que habíamos reservado, mezclamos bien y rectificamos de sal y ponemos la nuez moscada. Tenemos que conseguir una masa parecida a la de las croquetas, espesa. Dejar templar y rellenar las conchas de los mejillones. Para que tomen cuerpo dejar enfriar en el frigorífico al menos 3-4 horas (yo los hago de un día para otro).
Rebozar los mejillones rellenos en huevo batido y pan rallado, freír en abundante aceite. Yo los voy colocando en un plato con papel de cocina para que absorban el aceite sobrante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario